"El remate es muy importante en los poemas de Vicente" - Entrevista a Hernán antes de la celebración VICENTE POR SUS AMIGOS


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Programa N° 599. Con decir que nos visitó Hernán alcanza. Él es un poeta que dejó a un costado su apellido para que su solo nombre remita a su poesía. De su largo recorrido hemos hablado acá y acá, por ejemplo. Este 2017 editó Luces blancas que vienen, puntos rojos que se van

Hernán es también un entusiasta difusor de la obra de sus amigos poetas y músicos. Vicente Luy no fue la excepción. Con él se conocieron días antes de la primera presentacion de Los verbonautas a mediados de los 90s y construyeron una amistad que perduró hasta el día en que Vicente decidió poner fin a su vida. 

Que Vicente era un gran poeta no es novedad. En la actualidad encontrar sus libros, a pesar de la existencia de las redes, está cada vez más dificil. Eso, sumado a la incertidumbre de no saber si sus herederos querrán o no reeditar su obra, llevó a Hernán y sus amigos a realizar este sábado 6 de mayo en la Usina del Arte la celebración VICENTE POR SUS AMIGOS (así como lo leen: en mayúsculas) donde el trío Vigna - Moller - Remec, Pipo Lernoud, Flopa Lestani, Florencia Ruiz, Javier Cardenal Domínguez, Gigio González y Ariel Minimal estarán leyendo la poesía del cordobés. 

"Varias veces hicimos esto con Vicente. Es hacer lo mismo, pero todos leyendo poemas de Vicente, incluso los músicos", nos dijo. "Hay muchos más lectores que libros disponibles, entonces, a nosotros se nos ocurrió filmar y después subir a you tube lo que vamos a hacer el sábado, para que los poemas de Vicente sigan rodando".

Como en cada charla Hernán nos regaló una lectura de sus propios poemas y de algunos de Vicente Luy. No solo eso, también trajo unos audios con las promos que Vicente puso en circulación en Córdoba cuando editó su segundo (y monumental) libro La vida en Córdoba. Lo que escuchamos fue uno de sus poemas más difundidos que se llama Venderle al alma al diablo leído por Luis Medina Allende, un político cordobés radical que vendió dos veces la cárcel de mujeres de Córdoba. Vicente pensó que él era la persona indicada para encarnar la lectura de esos versos. Y pensaba también que no lo iba a tomar a mal. Y más: que lo haría con mucho gusto, cosa que fue así. Medina Allende le había vendido el alma al diablo, por lo tanto qué problema podría tener en ponerle voz al poema. 

Abajo dejamos el programa para escuchar y descargar + la desgrabación de fragmentos de la charla.

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Para escuchar la conversa completa clickeá acá.

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- ¿Cómo lo recordás a Vicente? ¿Lo recordas con tristeza, con melancolía, con alegría? ¿Lo recordás mucho, lo tenés presente?

- Sí, lo tengo bastante presente. Últimamente lo recuerdo con más alegría. Con el tiempo uno se empieza acordar de los primeros tiempos, de las primeras visitas, de cuando éramos jóvenes [se sonríe].

- Él era más grande que vos.

- Sí, tenía diez años más que yo, creo. Nos conocimos acá en Buenos Aires unos días antes de la primera lectura de Verbonutas, un miércoles.

- ¿Pegaron buena onda?

- Pegamos buena onda porque todos los demás se conocían y nosotros conocíamos a algunos. Palo [Pandolfo] y Osvaldo [Vigna] se conocían; Pablo, que era el manager de Los Visitantes también había llevado a Gabriel Coullery, 'El Gavilán', y era amigo de todos; Karina era la mujer de Palo (...) Vicente era la primera vez que veía a todos y yo era la primera o segunda vez que veía a algunos. Creo que por eso pegamos onda.

- ¿Y me decís que cada vez más recordás eso y empieza a prevalecer un recuerdo más alegre?

- Si. Me acuerdo de las jornadas de laburo, de levantarse temprano allá en la casa de Vicente en el chalet en Villa Los Altos, en Salsipuedes. Incluso hemos visto nieve alguna vez. Recuerdo prender el hogar, sentarnos a trabajar y tipo 10 de la mañana no queríamos más porque nos habíamos levantado muy temprano.

- ¿Trabajaban en tus poemas y en los de él?

- Básicamente en La vida en Córdoba, año 98. Estuvimos dos años más o menos desde que él me dijo: "Vamos a armar el libro", hasta que salió. Dos años o más. No había internet, así que estaba tipeado en máquina de escribir. Era un gran libro pesado, un sobre que iba y volvía de Córdoba a Buenos Aires. Yo le mandaba las pruebas impresas y él me mandaba las correcciones y yo le volvía a mandar todo por correo. Y a veces me iba en avión algún fin de semana largo.

- Y eso fue un aprendizaje para los dos, ¿no?

- Tal cual.

- ¿Se iban haciendo juntos?

- Si, nos íbamos corrigiendo. Vicente era la persona con la que yo corregía mi libro y mi laburo, aparte de diseñarlo. Vicente decía: "Bueno, ¿qué te parece?, ¿qué tenés para decirme?. ¿No me decís nada? Veo que no te gustó el poema". Entonces... si, si, era una cuestión de tratar de obtener lo mejor.

- ¿Y hoy con quién mantenés ese diálogo?

- Nooo, con nadie. Ya hace varios libros que lo mantengo conmigo mismo, ya no tengo más con quién corregir los libros.

- ¿O sea que no se los mostrás a nadie para que te de una devolución?

- Si, a Analía [su pareja].

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El remate. "Vicente era muy puntilloso con el tema de la escritura y de la oralidad, con cómo se lee. [Su puntillosidad] tenía que ver con la diferencia entre la coma y el punto y coma, cómo se leía, el énfasis, el remate... El remate es muy importante en los poemas de Vicente".

"Él decía que su poesía tenía fecha de vencimiento porque hacía alusión al ahora y había poemas donde aparecía Anzorregui o jugadores de fútbol que no juegan más, o tenistas que se retiraron y las generaciones se recambian. Lo que me parece curioso es que la gente de veintipico de años sigue ligando con Vicente igual que hace diez años o igual que hace veinte años"

- ¿Cómo describirías la poesía de Vicente?

- Creo que es una poesía pop la de Vicente. También es política y deportiva. Él decía que tenía fecha de vencimiento porque hacía alusión al ahora y había poemas donde aparecía Anzorregui o jugadores de fútbol que no juegan más, o tenistas que se retiraron y las generaciones se recambian. Lo que me parece curioso es que la gente de veintipico de años sigue ligando con Vicente igual que hace diez años o igual que hace veinte años. Y son pibes de veinte completamente diferentes a los de hace diez años, pibes que no fueron educados por Spinetta y García o que quizás ahora se compraron un vinilo. Son una generación diferente.

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