"Estamos haciendo la misma radio que hace 60 años". Entrevista con Daniel Ballester



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Programa N° 515. Primera parte. El pasado 27 de agosto se cumplieron 95 años de la primera transmisión radial desde la terraza del Teatro Coliseo y utilizamos la fecha como disparador para tratar de pensar la actualidad y el futuro de nuestro medio.

¿A quién llamar? Pensamos en un hombre de radio que trabaje el equilibrio sutil entre lo que se dice y cómo se lo dice, entre contenido y forma. Daniel Ballester es uno de esos. Actualmente conduce El sonido y la furia por Radio Madre, todos los días de 23:00 a 01:00.

Siempre creí que él, con su modo de encarar cada programa, estaba poniendo en juego una mirada sobre la radio. Hacia comienzos de los 2000, junto a Fabián Jara, hacían La guarida del Faro, por FM Radio Nacional Faro, una desventura poética guiada por la palabra y la música con el objetivo de generar un clima y transitar la noche - entre la 2 y las 6 de la mañana- de manera gozosa.

Eso es algo que siempre noté del otro lado del parlante: había un gozo en cada palabra pronunciada, en cada canción elegida y en cada conversación encarada. Todavía hoy lo hay. Algo de eso quedó resonando en mí. La propuesta aparentemente simple de darse un tiempo para charlar escuchando al otro, silenciosamente y sin saberlo influyó en nuestro modo de hacer radio. Dejó huella.

De estas cosas hablamos al aire. Sus reflexiones no tienen desperdicio. Para nuestra sorpresa,  al día siguiente Daniel pasó nuestra conversación en su programa. Doblemente agradecidos.

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El cambio. "Me apasiona la radio. La hago buscando siempre ponerme un poco frente a la corriente. No cambian mucho las cosas, van pasando los años y son siempre las mismas voces. Es dificil que muera lo que debe morir y que nazca lo que debe ser parido".

La palabra vacía. "No soy periodista. Eso no es ni bueno ni malo, porque no es una cuestión moral. A mí no me gusta la radio que fue coptada y ocupada por analistas políticos que generalmente se llaman periodistas. Eso me pone en un rol complicado porque parecería ser que si vos estás delante de un micrófono y tenés inflexiones y observaciones coyunturales, tenés que ser periodista. A mí me encantaría serlo, pero si periodista fue Rodolfo Walsh, no es justo que me lo adjudiquen a mí cuando yo no quiero serlo, no sólo por potestad y porque no estudié para serlo, sino porque yo creo firmemente que la radio puede ser ocupada, puede ser presentada o puede ser conducida por otros discursos, por otras voces. Yo creo que últimamente esto está sucediendo. Hablamos sobre todo de las radios hegemónicas, porque hay un discurso frenético que trae la palabra vacía, sola, desierta, sin temperatura. No me gusta la radio sin voces populares, ausente de albañiles, de enfermeras, de médicos,  de artesanas".

Otra radio es posible. "Tenemos que plantearnos por qué la radio no se modifica en su estructura. Estamos haciendo la misma radio que hace 60 años, esto es: la manera de presentar un programa, los separadores, la artística. No es que esté mal, es que está faltando experimentar, animarse. Claro, nadie va a querer experimentar porque todo el mundo necesita hacer algo prolijo, y es verdad que también se necesita prolijidad en la radio, prolijidad en la dicción; pero hay que animarse a poner el pie en el acelerador de la imaginación y ver qué otro tipo de formato podríamos generar".

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