Darío Jalfin y María Ezquiaga presentaron su nuevo disco "Entre los dos". Lo experimental y lo no pergeniado, la prueba y el error, la confianza y la incomodidad, los otros entre los dos. Una charla para descargar
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Programa N° 516. Nos visitaron María Ezquiaga y Darío Jalfin para presentar en sociedad Entre los dos, primer disco del dúo en el que condensan una experiencia que vienen construyendo -juntos y por separado- desde hace largo tiempo. ¿El título es un guiño a Entre otros, el álbum solista de Darío? No no parece casual el juego.
Entre las diez canciones que integran Entre los dos hay composiciones nuevas de María, otras que ya escuchamos por Rosal (Altas horas, Te empiezo a olvidar), cosas de Darío que están en sus discos solistas (Quién, No me ves), un instrumental compuesto a dúo - lo único para el disco, se llama Luces- y versiones de Joan Manuel Serrat (Tu nombre me sabe a hierba), Bjork (Isobel) y Lucas Martí (Cursos de corrupción). O sea, la idea de una continuidad entre aquel título de Darío y el actual del dúo no es un zafarrancho: está el dúo y están los otros apropiados.
"Hay
muchas propuestas dentro de la propuesta", nos dijeron. "El desafío era hacer una obra
con todos esos elementos y se cumplió (...) Este disco viene macerando muy lentamente, yo siento que llegamos a
una unidad por una gran decantación", reflexionó Darío, quién además ofició de productor artístico.
Sobre ésto último nos habla María: "Darío tiene una forma muy diferente de trabajar a
lo que yo estoy acostumbrada con Rosal, es un arreglador. Puede hacer
arreglos de cuerda o de vientos, cosas más pensadas. Su cabeza es la de
alguien que está formado musicalmente y eso se nota en las músicas".
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Lo experimental. "Es medio paradojal. El disco tiene mucho de experimental, no es tan pergeniado. Es cierto que soy arreglador y tengo la cultura musical del pergeniar, de pensar, de proyectar, de tratar entender lo que estoy haciendo. El dúo es el limite justo entre algo propio y algo donde puedo tener una cierta perspectiva, porque las canciones que son de María o de otros autores me permiten -a la vez de ser parte- poder tener una mirada distinta que cuando hago un disco solista. Traté de imponerme el juego de ver de afuera". (Darío)
Prueba y error. "Hubo mucho de prueba y error. El trabajo vocal que tiene el disco es bastante; la mayoría de las cosas fueron más bien intuitivas. Algunas las hicimos juntos [con María]. Fue más una cuestión de exploración en el estudio, de probar y jugar con la voz de María, que de algo donde me haya sentado a escribir las cuatro voces de un pasaje. Los arreglos más pianísticos sí tienen eso". (Darío)
La voz como instrumento. "En Rosal el tema coros no pega mucho en la banda. Hay tanto para tocar que no... Cuando tocábamos con Julieta [Ulanovsky], que fue bajista de Rosal, y hacíamos un poco de coros, ese espacio de las voces estaba pero ahora se corrió, no entra. Con Darío empecé a cantar melodías que él hace con el piano que son bastante complicadas. Me sacaba de mi lugar de confianza. Yo decía: 'Cantar esto es cualquiera, me parece que no está bueno'. Me fui animando a hacerlo y es otro color. Por ahí una no está acostumbrada a dejarse llevar por la música, porque te sentís más insegura en eso. Después fui tomando confianza. Incluso algunos arreglos vocales que son muy difíciles para mí, los naturalicé y dije: 'Está re bueno, me encanta'. Era transitar por otros lugares con la voz". (María)
La mezcla. "Este es el primer disco que yo mezclé. Para mí mostrárselo a Andrés Mayo tenía que ver con cómo escuchaba él que estaban enfocadas las mezclas, qué le parecía. Incluso con cierta duda de mi parte. ¿Qué hago? ¿Lo termino de mezlar yo o vale la pena que lo escuche un ingeniero, lo replanteé y cierre las mezclas para otro lado?" (Darío)
Respecto de Isobel.
María: "Es una canción que toqué alguna vez en un recital de Rosal, sola. Recuerdo el momento en que salió el disco [de Bjork] y la escuché, me llegó completamente. Es una canción que podría tocar en cualquier situación. Estábamos en Córdoba en una fecha...
Darío: En realidad estábamos descansando en La Cumbrecita en medio de una gira. Y en esos días ella me dice: 'Este tema'. Ahí hice el arreglo. Por lo menos el arreglo de lo que toco yo con el teclado, que es un sonido medio raro, medio psicodélico. Lo hicimos, lo estrenamos y estuvo buenísimo. Eso es un sello del dúo: tiene un formato de viaje, de pocket style (risas).
La pareja y la música. "La música fue lo primero que nos unió y lo que nos hizo conocernos. Por otro lado, el hacer música juntos fue algo que se dió muy lentamente, no fue que naturalmente empezamos a salir y empezamos a tocar juntos. Sí por ahí en casa, ella agarraba la guitarra a la noche y compartíamos un ratito de música, pero nunca con la idea de hacer algo juntos con la música. Nunca yo toqué un tema mío y ella un tema de ella. Y después se fue dando muy de a poco, algunas colaboraciones mías tocando en un show de Rosal, ella tocando de invitada en shows míos, y después surgió el show de Boris. Realmente se fue dando, no fue buscado o pensado" (Darío).
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Una aclaración: se produjo al aire una confusión. Sin querer, dije que Serrat vino a nuestro programa. En realidad quise decir que hace unos años vino Fabián Casas y allí pronunció la frase 'Serrat el orto', que después apareció como título de uno de sus artículos en Esayos Bonsai. Por supuesto nos habría encantado que Serrat pisara nuestros estudios pero no fue así. Quizás fue una expresión de deseo.
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Lista de canciones:
- Bailar
- Pez volador
- Isobel
- Altas horas
- Tu nombre me sabe a hierba
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