Los discos argentinos de la década (2000- 2009)

Manzana Cromática Protoplasmática- El tren de la vía láctea (2006)

Palo Pandolfo- Ritual Criollo (2008)


Rally Barrionuevo- Ey paisano (2004)


Pez- Convivencia Sagrada (2001)


Tirador Láser- El título es secreto (2004)

Tonolec- Plegaria del árbol negro (2008)


Luis Alberto Spinetta- Un mañana (2008)


Me Darás Mil Hijos - Un Camino, algún lugar (2004)

Liliana Herrero- Litoral (2005)

Andrés Calamaro- La lengua popular (2007)


Juana Molina- Un día (2008)


Juan Ravioli- Album para la juventud Vol 1 (2006)


Charly García- Influencia (2002)


Gabo Ferro- Canciones que un hombre no debería cantar (2005)


Divididos- Narigón del siglo (2000)


Coiffeur- No es (2006)


Daniel Melingo- Ufa (2000)


Aca Seca Trío- Idem (2003)


Pablo Dacal- La Era del sonido (2008)


Flopa Manza Minimal- Idem (2003)


Andrés Calamaro- El salmón (2000)


Es una selección arbitraria basada en los discos argentinos que hemos escuchado a lo largo de la década, que no son pocos. Muchos de esos discos llegaron a la radio y resultaron ser gratas sorpresas. Pasamos por momentos de entusiasmo y otros no tanto. En este mismo momento leo y releo la lista y me pregunto qué es lo que deja el 2000. Quizás un primer acercamiento nos indique que hay pocos -muy pocos- discos buenos que vengan desde el corazón de la industria. Y entre esos discos editados por discográficas destacamos El Salmón de Andrés Calamaro. Un coletazo de los 90, es cierto, pero ¡que gesto! Un disco desbordado, urgente, sentido, yendo del living a la villa y viceversa. Canciones y canciones y canciones que van a estar ahí para siermpre, para ser descubiertas en cualquier momento. Porque El salmón es un disco para descubrirlo de a poco. Tardamos toda una década en terminar de conocerlo y aún así sentimos que todavía nos falta llegar al fondo. El salmón es un disco impregnado de política. Hay que ser guapo para obligar a una discográfica a que te edite ¡5! discos todos juntos, cosa que también puede ser leída como un signo de debilidad de parte de las compañías, es cierto. Ese gesto de plantarse frente a la industria y pedirle más y más, fue el comienzo de una década que va a tener como protagonistas a los músicos que prefieren -o se se ven obligados a- mantenerse al margen de los grandes contratos y dedicarse a hacer música como sea. ¿Son muchas las veces que un músico pone contra las cuerdas a los directivos de un compañía? Pues Calamaro lo hizo y no es un invento. Se supo que hubo resistencia a editar esos 5 discos juntos, por eso llegaron a negociar la salida de uno que se vendía de manera individual. Perece que el planteo de AC hubiese sido: ¿Así que vendo mucho? ¿Así que edité un disco doble con 38 canciones y fue un éxito? Veamos que sucede entonces con uno de más de ¡100! canciones. Y si me suicido comercialmente brindemos por eso. Es que calamaro venía de una década en la que había estado bien arriba y seguramente su decisión post Alta Suciedad fue nadar contra la corriente. Eso es el sentido del riesgo. Eso es lo que le faltó en su mayoría a la música y a los músicos del 2000. Y a Calamaro -sabemos- eso le sobra. Pero además Calamaro es el que cierra la década también con La lengua popular. Un década que podríamos decir - en lo que a mainstream respecta- que empieza en el 2000 y termina en el 2007. Y el que la abre y la cierra (y apaga la luz) es... Calamaro. Porque La lengua popular es el opuesto a El salmón. Ya no hay desborde, ahora hay economicismo en la utilización de los sonidos y los instrumentos. Ya no es Andrés en Deep Camboya componiendo y grabando al mismo tiempo a relación de 24 hs por día; ahora hay un plan llevado adelante por Cachorro López (quién en el video de Carnaval de Brasil aparece caracterizado como el Joven manos de Tijera, en obvia alusió a su rol en el disco) supervisando, editando, grabando lo justo y necesario y buscando un sonido limpio ATP ahora que AC está estabilizado con esposa e hijo. ¿Qué perdura entre aquel Calamaro y éste? Las canciones, nada más y nada menos. En cualquier momento de su vida Calamaro tiene buenas canciones, en los mejores y en los peores. Desde las más bobaliconas hasta las más lindas se nota la mano de un tipo que sabe en qué consiste el oficio.
¿Hay mucho indie o música alternativa o independiente en esta lista? Si. Allí pasaron buenas cosas en esta década. El meanstream tuvo poco y nada para ofrecernos, la papa estaba en caminar y escuchar lo que pasaba en la vereda opuesta a los festivales. Y allí rescatamos varios discos de esos que dejan una marca (Pez, Gabo Ferro, Coiffeur, La manzana cromática protoplasmática), pero me voy a referir a dos especialmente: Flopa Manza Minimal (idem) y La Era del sonido de Pablo Dacal. El primero fue punta de lanza en esto de revalorizar el poder de la canción (la canción es poderosa). Fue la yunta de tres caminos que venían haciéndose por separado y que confluyeron para hacer ese sólo disco que tiene temas memorables como La voz del viento, Debajo del Album blanco o Sonajeros. Había algo en el aire y ellos fueron uno de los primeros en detectarlo. Mucha estridencia, mucho festival, mucha guitarra eléctrica, entonces volvieron al sonido acústico y a las canciones. No es nada nuevo, es cierto, es que esta no es la década de la novedad. A veces no es necesario genios que dejen una huella indeleble en la historia, se necesitan personas que sepan descifrar eso que está en al aire y que pocos logran leer. Flopa Manza Minimal hicieron eso. Y está claro que no son genios, pero sí que tienen algo que en esta época donde estamos todos domesticados y programados (nosotros no programamos las computadoras, ellas nos programan a nosotros) no abunda: sensibilidad. Por eso su disco es bisagra, porque después de ese disco hubo un sonido que empezó a primar y que se acentuó en la ciudad de Buenos Aires luego de lo sucedido con Cromañón. Ellos enarbolaron sus guitarra acústicas cuando pocos lo hacían y después del 3o-12-2004 -por decisión propia u obligados por la situación de los lugares donde se tocaba- muchos músicos más optaron por oler a cuerda de nylon.
Y Dacal con ese disco inaugura una nueva era donde nos acerca (si bien ya lo venía haciendo desde antes) a toda una vertiente que es la de las orquestas. Solo o con orquesta Dacal se desmarca del resto por desfachatado, por desarreglado, por com-po-si-tor, por temas como San Valentín, por desaliñado y por informado. Ya hemos hablado largo y tendido de lo que significa La Era del sonido como concepto (la canción que está incluida en Disco de bolsillo de 2006 y el disco de 2008). Cualquier cosa busquen otros post dentro de este mismo blog o compren la revista La Otra.
Y después discos que nos remiten al género folclórico y que opto por incluir porque mantienen un lazo con la canción de autor. Creo que en el folclore han pasado cosas bastante más interesantes que en el rock y ahí están los discos de Liliana Herrero, Rally Barrionuevo, Aca Seca Trío y Tonolec para reafirmarlo. Sonoramente son muy distintos cada un de ellos entre sí pero tienen en común el haberse animado a traspasar un límite al punto de escucharlos y preguntarse qué es eso que estamos oyendo. Por empezar ninguno es de Capital Federal ni de provincia de Buenos Aires. No es un dato menor. Liliana Herrero entrerriana, Rally santiagueño, Juan Quintero (Aca Seca) tucumano y Diego Perez y Charo Bogarín (Tonolec) chaqueños. Cada propuesta -como decía- es diferente.
El disco de Liliana Herrero está dentro de las grandes obras de nuestra música popular argentina, es un trabajo de investigación concienzuda del sonido del litoral y de reivindicación de esos compositores del este que están ahí, a la vera de los ríos Paraná y Uruguay, que son grandísimos pero que -como sucede con las aguas del Paraná y del Uruguay- pocos se atreven a navegar en sus repertorios. El sonido litoraleño ha sido poco revisado incluso por los folcloristas. Tuvo que venir esta madrina algo rockera y profesora de folosofía para que caigamos en la cuenta de la importancia de obras como las de Isaco Abitbol, Ramón Ayala, Chacho Muller, Osiris Rodriguez Castillos, Coqui Ortiz, Juan L. Ortiz o el uruguayo Fernando Cabrera.
El disco de Tonolec brilla por la manera en que han logrado fusionar (y hacer que funcione) la música electrónica con la música Toba. No deben dejar pasar por alto Ay corazoncito!
Rally Barrionuevo es un irreverente que se anima a distorsionar zambas y chacareras. Canta chacarera con guitarra eléctrica. Pero no es sólo eso. En Ey Paisano! sobresale la canción que le da nombre al disco, una chorrera interminable, escrita en varias hojas de un cuaderno, que Rally le pasó a Luis Gurevich para que pusiera la música. El tema es una chaca- rap que arranca diciendo "Ey paisno!/¿Qué paso? / la historia no es fácil como creías vos". Imperdible.
Y Aca Seca es ni más ni menos que la manera en que el folclore tiene que seguir caminando. Teclados, guitarras y batería. Sutilezas, voces chiquititas pero potentes en sus modo de decir, ritmos y formas que una vez que fueron aprendidos pudieron ser estirados, rotos, llevados hacia un lugar donde por momentos es dificil de explicar de qué género estamos hablando (si es que eso alguna vez interesó). Excepto Rally, los demás están radicados en Buenos Aires. Era de esperar entonces que ese sonido que viene de las provincias repercuta en las composiciones de otros artistas que nacen en Buenos Aires. Es hora de que empecemos a mirar lo que sucede en las provincias porque a lo mejor nos enteramos que es bastante más interesane que lo que pasa acá.
Es un resumen de lo que más nos gustó de la década. A partir de ahora quedamos a disposición de ustedes. Prontito hablaremos de las canciones que más nos gustaron.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Y Cerati?????????????