Pablo Dacal: no es lo que dice, sino también cómo lo dice.


Pablo Dacal en Bahía Blanca. Teatro Municipal. Agosto 2007.

En éstos días estuve escuchando una entrevista en youtube a Pablo Dacal. En realidad estuve mirando videos suyos (el de San Valentín, por ejemplo) y entre todas esas cosas que había para ver pulsé sobre una entrevista que le hizo hace poco Daniela Podlubne para lo que parece un programa de tele que se llama Club de fun. Arte del ocio.

A veces en la radio yo me siento reiterarme cuando sábado a sábado elijo música de Pablo para pasar en el programa, siento que los que están del otro lado del parlante van a escuchar y van a decir ¿otra vez éstos pasando a Dacal? Cada vez que selecciono música de él pienso que eso puede llegar a pasar, pero a la vez también pienso que si por casualidad alguien está escuchando y no lo conoce (sí, en cierto modo yo concibo a la radio como un servicio, aún a pesar de lo que hay que escuchar), podemos servir apenas como una llave de ingreso a un universo que a mi me resulta muy seductor: el de las canciones, la bohemia, el amor, el odio, la resistencia, el sonido, los cuatro o cinco tonos que simpre nos conmovieron, los arreglos de cuerdas, la creencia en un mundo feliz, una forma de andar por el mundo. 

“No me preocupa la guita / puedo hacer lo que sea / salgo a pasear y al mirar un umbral / veo una grieta”

La cuestión es que yo siento ser una especie de militante de su música. Me llevó un tiempo poder desentrañar por qué sus canciones me gustan. Una punta la expresó el mismo Pablo en esa entrevista que líneas atrás mencionaba. Allí dice: “La era del sonido tenía una intención de hablar de mí, pero tratar de considerarme un ser prototípico de mi generación, de mi modesta bohemia musical. Y me parece que el disco logró hablar por varios más que yo. Yo creo que logró sentar un precedente, que es un disco muy importante que pasó, realmente lo creo. Era, o es, decir `paremos un poco con tanto look, tanta cosa, tanto video, tanta foto, tanta estrategia, tanta prensa y hagamos música”.

Uno por uno, esos puntos que él menciona han definido una forma de ser y manejarse en muchos de los músicos que hoy en Buenos Aires convocan entre 100 y 500 personas en sus shows. De la mayoría, digamos. No todos. Que logró hablar por varios más que él, no hay dudas. Por ejemplo yo. A mí me gusta cómo Dacal habla por mí, me parece bien que se apropie de lo que yo pienso y siento porque frasea mejor, porque cuando dice que no le preocupa la guita le creen, porque cuando canta la cara se le deforma y su maxilar se hace a un costado y hacia arriba, y eso le da aura. Además de todo, Dacal tiene estilo. Y si yo prefiero su voz para decir eso que él dice, será que la cuestión no es sólo lo que dice sino también cómo lo dice ¿no? Eso también es música. Música popular.

Porque sino parece ser que todo se limitara a una cuestión de letras: “me gusta porque escribe bien”. Y sí, escribe bien (él y Tálata Radriguez hacen buena dupla cuando componen juntos). Pero no me olvido que hace música, música que puede sonar desprolija a veces, al borde de la desafinación otras veces, pero que intenta salir del lugar común. La Orquesta de salón fue eso, un intento por explorar (o desarrollar, como dice él) un sonido que mucho no conocía y que le vino de perillas a esas canciones hechas con guitarra (y un bolsón). Y justo que la Orquesta estaba en su punto más alto, que había hecho un ciclo de varios meses en El Nacional tocando todas la semanas y cerrando con una noche de lujo e invitados como Nacho Rodriguez, Lisandro Aristimuño, María Ezquiaga, Alvy Singer, Tommy Lebrero y Fito Páez (entre otros), decide que la orquesta no va más y encara otro proyecto, con otro sonido, esta vez a cargo de Voladores Trío. Pablo Dacal y Voladores Trío. Y con esa banda hizo unos conciertos en el CCC que los grabó y ahora la revista El Niño Stanton viene con un disquito de 5 canciones de Pablo que se llama Cartón Pintado, 3 de ellas grabadas en vivo en abril de éste 2009. Hay 2 canciones de otros: El árbol que tu olvidaste (Atahualpa Yupanqui) y Mandolín, de El Príncipe. Dacal elige bien los temás de otros. Los hace suyos, es como si los hubieran compuesto para él. Ya hablaremos en otra oportunidad del Dacal que elije repertorio ajeno.

Estoy por irme. Lo que escribí es a las apuradas y con la sola intención de poder anunciar que el sábado al programa viene Dacal. Es porque el viernes 14 organizamos un recital en el CCC en el que van a tocar él y Gonzalo Aloras. Va a estar Pablo y va a estar Gonzalo. Lo van a hacer de onda. Lo que se recaude va a quedar para la radio. La tribu cumple 20 años de amor. El jingle podría ser esa canción de Pablo que dice: Todo lo hago por amor.

Comentarios

Santiago Kahn ha dicho que…
Desde que me "topé" con una canción de Dacal, y mucho antes de ver esa ¿video-entrevista? que mencionás, tuve una sensación increíble que me pasó muy pocas veces antes. Por lo que dice (cuando habla y cuando canta y cuando toca) me había pasado con Gabo, pero la voz de Dacal es quizás aún más cercana. Después con la avidez de novedades uno googlea y se encuentra notas como una de la Rolling Stone, la participación en el ciclo de recitales (y posterior disco de Yo no fui), y te devuelve a las ganas de tocar, y de hablar de música, y de cantar con la cara desencajada.

En fin, quería comentarlo.

Y seguramente estaremos pegados a la radio mañana...

Saludos

S.
pasajera ha dicho que…
hola maximiliano
ClubdeFun es un proyecto autogestionado de Periodismo Cultural Multimedia de la ciudad de Rosario.

http://www.clubdefun.com

La idea es generar contenidos en periodismo cultural multimedia con artistas de la ciudad.
Muchas gracias por citarnos, Pablo es un gran artista.

daniela.-