Entrevista a Sergio Pujol + el veto del director del BAFICI a Oscar Cuervo en un programa para descargar



Programa 390. A un día de un nuevo 24 de marzo entrevistamos a Sergio Pujol, historiador, crítico musical y escritor de varios libros, entre ellos Rock y dictadura, crónica de una generación (1976-1983). Aquí la entrevista desgrabada y más abajo el programa completo.

-¿Cómo fue que empezaste a interesarte en buscar relaciones entre el rock y la dictadura?

Sergio Pujol: Llegado un momento de mi vida me di cuenta de que me costaba recordar, que había cosas de los 70s que recordaba muy vívidamente y otras que no. Había también una sensación un poco extraña o contradictoria porque si bien buena parte de esos recuerdos eran sórdidos - por ejemplo tener que dejar el DNI al entrar en la facultad o saber que mientras mis profesores daban clases había gente de los servicios escuchando lo que se decía- también es cierto que fueron los años en que empecé a salir de noche, a conocer chicas, a orientarme en gustos artísticos y a socializar más con mis amigos. Bueno, ahí había un combo explosivo. Y como historiador hasta ese momento yo no había dicho nada sobre esa época, un poco refugiado en que no se puede hacer historia sobre el pasado reciente. Había escrito La década rebelde sobre los años 60 y dije: Ha llegado el momento de saldar esta gran deuda que tengo. Por eso es un libro de historia pero también en un punto autobiográfico.

- Vos hablás de la intención de “punzar un contrapunto entre dos formas irreconciliables de ver el mundo”.

- Busqué un contrapunto. Hay dos relatos: por un lado la historia del rock de esos años y por otro el de la sociedad argentina, sus instituciones, el campo cultural, ciertos personajes tristemente célebres, interventores en los medios de comunicación y coroneles retirados a cargo de áreas importantes de la vida cultural. Ese es el discurso oficial ¿no? Y subrepticiamente por debajo del discurso oficial, saboteándolo, estaba el rock. Eso es algo sobre lo que se ha discutido mucho, me parece que la gran tarea del rock fue sabotear el proyecto de juventud dócil y disciplinada que tenía la dictadura. La dictadura se propuso básicamente tres cosas: terminar con la guerrilla con la metodología que todos conocemos; imponer un plan económico (lo primero tenía que ver con lo segundo, porque para poder imponer un plan económico de esas características necesitaban desaparecer 30 mil personas) y luego un proyecto de disciplinamiento social porque la sociedad de algún modo tenía que aceptar esa situación un poco más allá de la represión. Había un discurso hegemónico o el intento de lograr un discurso hegemónico. No se logró éste último objetivo, los primeros dos sí. El rock algún rol tuvo en ese estado de insubordinación que aún existía en algunos sectores de la sociedad argentina.

- Decís que el rock no garantizaba la supervivencia de los valores de occidente ni mucho menos: no era cristiano, no eran personas de quedarse en sus casas pero aún así no figuraba en la lista de cosas y personas que la dictadura se proponía aniquilar ¿Porqué?

- Por la sencilla razón de que un porcentaje muy alto de personas del rock no habían tenido una vida política, no habían militado en un partido, no eran militantes sociales. Los que sí lo fueron tuvieron que irse de la Argentina, el caso de Miguel Cantilo, Litto Nebbia o León Gieco. Ellos eran las figuras que tenían una conciencia política, una formación, el resto no. Charly y Spinetta no digo que fueran personas desinteresadas completamente de lo político pero evidentemente no habían participado de ninguna organización guerrillera, ni siquiera habían integrado la JP (…) por lo tanto el rock en sí mismo no era algo que le preocupara demasiado a los militares. Por supuesto no le gustaba nada, pensaban que era una música negativa, que tenía efectos nocivos sobre la juventud, se relacionaba mucho con las drogas, el sexo libre, fantasías que eran comunes no sólo entre los militares sino en buena parte de la sociedad argentina. El rock era una cosa molesta.

-Incluso para ciertos militantes ¿no?

- Esa es una polémica más sutil. Estaba, por un lado, cierta idea de que el único modo de cambiar las cosas era a través de la lucha armada y el rock tenía una tradición de pacifismo, más hippie. Entonces el punto de la violencia política es un tema que dividía aguas. No llegó a ser una polarización fuerte porque al fin y al cabo para los militantes, en el peor de los casos, los rockeros eran indiferentes al gran momento histórico que se estaba viviendo o estaban culturalmente colonizados. Estaba también ese estigma; el rock, en tanto una música nacida en el mundo anglosajón, era también una herramienta de penetración cultural. Por eso la apuesta cultural que tenían buena parte de los movimientos políticos de esos años priorizaba más el tango y el folclore. Además el folclore y sus cultores tenían una tradición de participación política o de militancia sobre todo respecto del partido Comunista. Muchos de los que protagonizaron el Nuevo Cancionero habían sido antes comunistas: Mercedes Sosa, Horacio Guaraní, Fabián Matus, César Isella… Y estuvieron perseguidos y prohibidos en esos años, mucho más que los rockeros. Así que esto fue aprovechado por el rock –en el buen sentido- como para seguir evolucionando y creciendo. Porque una cosa muy interesante es que no hay una ruptura brusca en el rock hasta el 82, no se puede decir que haya cesado la cultura rock en marzo del 76. El 82 es un punto de inflexión porque cambia completamente a partir de Malvinas ¿no? Se posiciona de otro modo frente a los medios, empieza a tener una mayor proyección social, una mayor presencia en el gusto de la gente y entra en una escala social diferente. Hay que tener en cuenta que antes del 82 el rock nacional era un fenómeno bastante minoritario. Esto hay que aclararlo bien porque si uno pretende entender cómo fue el vínculo entre rock y dictadura, o cómo fue la confrontación entre rock y dictadura con los mismos parámetros con los que hoy entendemos al rock, la escala que hoy ocupa, pareciera que los militares fueron muy indulgentes y  dejaron que una música masiva, que enarbolaba banderas antiautoritarias y “antiestablishment”, pudiera hacer lo que quisiera. No fue así.  No había en los diarios suplementos dedicados a los jóvenes, recién daban sus primeros pasos las radios de frecuencia modulada, no había por supuesto ninguna emisora dedicada las 24 horas a la música joven, no estaba en el centro de la industria cultural el rock. Eso también jugó a favor del rock.

- Hay un dato que figura en el libro: en el año 81 se produce un acercamiento entre varias figuras del rock argentino y Viola a través de un tal Olivera ¿no? ¿Cómo puede ser leído eso? ¿Como un hecho aislado?

- Fue un hecho aislado que afortunadamente no prosperó. Hubo un intento de hacer una secretaría de la juventud, se iban a hacer unas publicaciones, una revista; se proyectó también hacer una radio según tengo entendido. El vínculo vino a través de alguien que trabajaba en la revista Expreso Imaginario, la revista más importante de la cultura rock en Argentina. Hay que entender también que el gobierno de Viola se presentó como una “dictablanda” en contraste con lo que había sido Videla y los primeros años de dictadura. Esto ya es una especulación contrafáctica: Viola se retiró aduciendo problemas de salud aunque sabemos que fue un golpe interno dentro de la propia junta. Aparece Galtieri y de algún modo vuelve la mano dura. No sabemos qué hubiera pasado si se planteaba una transición gradual, un proceso gradual hacia la recuperación democracia, es muy difícil imaginarlo. Vino Galtieri y no hubo posibilidad de que esos contactos que, reitero, fueron bastante esporádicos, pudieran prosperar.

Como al pasar mencionaste al Expreso Imaginario. En el libro aparece la revista mencionada. Me interesa tu punto de vista porque me imagino que era algo que excedía al rock y que a su vez era un bastión de resistencia cultural.

- Sí. Dentro de la revista de Jorge Pistocchi, que fue el editor y alma mater de la publicación, había gente como Alfredo Rosso, que hoy trabaja y tiene un gran prestigio en el periodismo musical y cultural, que querían llevar la revista más para el lado del rock. Ya había una revista de rock muy conocida y bastante prestigiosa que era Pelo, que fue la primera revista de rock en Argentina y que merecería algún día una investigación más a fondo. Así como se han escrito libros y se han hecho tesis en facultades de Comunicación y de Letras sobre Expreso Imaginario, me parece que habría que dedicarse más a Pelo que fue una revista longeva, que su editor Daniel Ripoll aún vive. Estaba Pelo para la música. Cuando en el 76 aparece Expreso Imaginario se convierte en una alternativa periodística nueva. Hay un nuevo periodismo ahí, no tanto en el sentido narrativo (cuando decimos nuevo periodismo pensamos más en un tipo de periodismo en el que se involucra el cronista como escritor con su  subjetividad) sino porque hay una agenda que no existía hasta ese momento ¿no? Es muy interesante revisar esos viejos números, encontrar por primera vez en Argentina una fuerte orientación a favor de la preservación del medio ambiente o una preocupación por los pueblos originarios, que así se los empieza a llamar. Vos fíjate que en el año 79, cuando se conmemoran los 100 años de la llamada Campaña del desierto, hay actos oficiales por todas partes. Yo recuerdo que estábamos en el medio de mi carrera de Historia en la facultad de Humanidades y teníamos que escuchar a coroneles retirados que hablaban de la gesta del 79. Y el Expreso Imaginario, sin hacer mención a la campaña del desierto, dedicó su nota principal de tapa a los pueblos originarios desde una mirada más antropológica. Así que ahí había algo muy valioso que trascendía al rock aunque tenía  un aire de familia con el rock sin duda.

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Oscar Cuervo se acercó para hablar de la política y el cine. Falta poco para una nueva edición de uno de los festivales más esperados en el calendario porteño: el BAFICI. Para esta edición, las autoridades del festival invitaron a Emilio Bernini, director de la revista Kilómetro 111, a organizar una mesa para la presentación de su nuevo  número. Oscar fue convocado por Bernini para participar de esa mesa y accedió. Grande fue la sorpresa cuando nos enteramos de que el director del BAFCI,  Marcelo Panozo, vetó la participación de Oscar poniendo contra las cuerdas a Bernini. "Cuervo no puede estar en esa mesa", dijo Panozzo.  Bernini, en una decisión que lo enaltece, decidió levantarla. En el marco de nuestro programa Oscar contó la situación en detalle.

Esos contenidos y mucha música de la linda para descargar AQUÍ.

*Debido a la repercusión que generó la denuncia pública de Oscar, recibiendo la solidaridad del ex director del BAFICI Fernando Martín Peña entre otras tantas, Marcelo Panozzo decidió dar marcha atrás con su decisión y la mesa finalmente se realizará tal como estuvo pensada desde un primer momento con todos los invitados.

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Lista de temas:

- Alumbraremos – Florencia Ruiz
- No te dejes desanimar – Charly García / Gilberto Gil en vivo (9-05-80)
- Love me do – The Beatles
- Umbrella – Mono Villegas
- Amor es un monstruo – Pablo Dacal
- Telepáticamente – Charly García
- Más – Chau Coco
- Caca y cal – Chau Coco

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