"Lo que hice con Spinetta fue lo más importante que hice en mi vida a nivel musical" - Entrevista con Guillermo Arrom
*****
Entre los días 9-11 y 13-11 en la
ciudad de Buenos Aires se produjeron dos momentos íntimamente relacionados con
el mundo Spinetta. El primero fue en el concierto que Gonzalo Aloras brindó en
La Trastienda el viernes 9. Después de 20 años, reunió arriba del escenario a
Guillermo Arrom en guitarra, Javier Malossetti en bajo y a Jota Morelli en
batería para hacer Oboi, la canción
con la que abre Don Lucero. También interpretaron Camafeo.
El segundo fue el
martes 13 en la Biblioteca Nacional; allí estuvieron algunos de los
guitarristas que formaron parte de bandas de Spinetta hablando de grabaciones,
discos, guitarras y música, en el marco de la muestra Spinetta: Los libros de la buena memoria. Participaron Osvaldo “Bocón”
Frascino (que, para ser exactos, fue bajista durante su permanencia en Pescado
Rabioso y en el concierto de las Bandas Eternas sí tocó la guitarra eléctrica),
Litto Epúmer, Ulises Butrón, Guillermo Arrom, Martín García Reynoso y Baltasar
Comotto. La charla estuvo coordinada por… Ricardo Mollo.
Después de ver a Guillermo Arrom
en esas dos intervenciones - una exclusivamente musical y la otra a través de la
palabra- pasó por el piso de FM La Tribu.
Guillermo se encuentra actualmente abocado al jazz, estuvo viviendo diez
años en España y desde hace cinco meses se radicó nuevamente en nuestro país.
Es el guitarrista que más tiempo tocó con LAS y dejó su sonido en discos como Téster de violencia (1988), Don Lucero (1989), Exactas (1990) y Pelusón of
milk (1991).
La entrevista, respetando los
temas y las tandas, la transcribimos a continuación.
*****
(Venimos de escuchar La luz de la
manzana, del disco Téster de violencia).
Patologías: Me comentabas que en este solo final de
guitarra quién toca es el Flaco.
Guillermo: Sí, el solo es de Luis. En una gira, como a mi me
gustaba mucho esa armonía para hacer un solo, y yo tenía el solo de La Herida de París, se lo cambié. Le
dije: “Te cambio el solo de La herida
por el de La Manzana”. “Bueno, pero
mirá que no hay vuelta atrás”, me dijo. Lo tocamos como un año más y después
quedó fuera de repertorio (risas). Me re cagó (risas).
- Pero tuviste un año para disfrutarlo.
- Sí, de hecho, yo tengo hecha una
videoclínica que está basada bastante en el solo ese que hice en el Gran Rex.
- Esa videoclínica se consigue por Mercado Libre. Está hecha en VHS.
- Sí, en VHS.
- Hace unos años.
- Fue hecha en el 92. Junto con
la de Guille Vadalá fue de las primeras que se hizo en el país.
- ¿Conservás eso?
- Tengo algún VHS, el Master se
estropeó. La editorial lo sigue vendiendo pero…Voy a hacer una nueva para Ricordi pronto.
- ¿Sabías que ese VHS en Mercado Libre se consigue a 140 pesos?
- ¿En serio? (risas)
- Vamos a charlar con Guillermo,
porque entre otras cosas, además del concierto de Aloras, donde te rencontraste
después de 20 años con Jota Morelli y Javier Malossetti…
- Fue emocionante. Y al momento
que estuvimos tocando ahí…Porque al ensayo Javier (Malossetti) no pudo venir,
pero cuando me reencontré con Jota y lo conocí a Gonzalo… No nos habíamos visto
nunca con Gonzalo, yo sabía de su existencia, me gusta su música. Pero el
encuentro fue en el escenario de La Trastienda. Y nos pasaban cosas que no podíamos
explicar mucho ¿viste? Sabíamos el tema y todo, en un momento nos mirábamos y
había otra cosa. Además de la energía que se crea por la música y por no vernos
tanto tiempo, tocar la música de Luis nosotros tres…qué se yo. Yo sentí que
estaba Luis por un momento.
- Todos sentimos más o menos la mismo.
- Fue muy emocionante.
- Pudieron calentar motores primero con Oboi y después hicieron Camafeo.
Una versión larguísima donde al final se permitieron zapar.
- Es la versión tal cual. En vivo
tocábamos la versión esa. La única diferencia es que en la introducción Gonzalo
improvisaba. Normalmente venía un solo de Luis y después un solo mío. Pero
teniéndolo a Javier ahí, dije, yo hago el primero y él el siguiente. Porque
hacer un solo después de Javier no quería (risas).
TANDA
Volvemos con Cielo de ti, del disco Pelusón
of milk.
- ¿Están coexistiendo en Cielo
de ti tres guitarras acústicas?
- Tres guitarras acústicas, sí.
No recuerdo si Luis tocaba guitarra de 12 cuerdas (NdE: lo dice porque así
figura en el libro interno del CD de Pelusón
of milk). Creo que eran tres guitarras de 6 cuerdas. Hicimos dos versiones:
una con los tres (Luis, Javier y yo) tocando y él cantando, sentados uno al
lado del otro. Se mezclaba todo con todo. Está grabado en lo que era Cintacalma, que era La diosa salvaje antes. Y después hicimos otra versión donde
tocamos las guitarras y luego la cantó Luis. La grabé con ésta guitarra que
tengo acá, que me regaló Luisito cuando cumplí 31. Llegó un día a la sala de
ensayo y me trajo la viola. Yo no hubiera elegido una blanca así pero la eligió
él (risas). Siempre bromeábamos porque cuando era chico él le había regalado una
guitarra a Pappo y Pappo la vendió. Entonces cada vez que me veía, cuando venia
a Madrid, me decía: “¿Tenés la guitarra?” Y yo le decía: “Si Luis, no la voy a
vender nunca”. Y acá está.
- Vos viviste un tiempo largo en España ¿no?
- Diez años. De marzo de 2002
hasta hace cinco meses que volví a Argentina.
- ¿Y te radicaste definitivamente?
- Si, si, si. Hace tiempo que quería venir, lo que pasa es que
surgieron proyectos musicales interesantes que no me dejaron venir. Uno de ellos es con el quinteto de Babel Ruiz, una compositora y cantante nacida en África pero
española, en Ceuta. El quinteto es buenísimo, toca Israel Sandoval que para mí
es el mejor guitarrista que hay en España y alrededores, las composiciones
están muy bien. Y después con la Orquesta Nacional de Jazz surgió la
oportunidad y no quise desaprovecharla. Es jazz sinfónico, muy interesante. Tocaba
Paquito D’ Rivera, Chano Dominguez.
- ¿Y esa etapa que va de Téster de violencia a Pelusón of milk fue una
de las más importantes de tu vida?
- La más importante. Yo siento
que lo que hice con Luis fue lo más importante que hice en mi vida a nivel musical. El contacto con él a nivel
humano y lo que aprendí no puedo compararlo con ninguna otra cosa.
- ¿Y musicalmente por qué?
- Eh… sus armonías y melodías
estaban agarradas de tal manera que la concentración que tenías que tener para
tocar esa música y sentirte a la altura era máxima. Y el compromiso también.
Estaba todo muy ensayado. Cinco horas todos los días. Antes de hacer un Gran Rex
ensayábamos un mes entero. La semana anterior lo hacíamos en el Gran Rex
directamente, de 12 de la noche a 3 de la mañana. Eso no lo hice con ningún
otro artista. Teníamos la música tan asegurada dentro nuestro que se hacía todo
mucho más fácil. Y eso lo aprendí con él ¿viste? Toqué con un montón de bandas donde ensayábamos bastante pero eso fue sólo con él. Porque además
todos queríamos ensayar con él. Había muchas horas de ping pong y mate. A los
mates la viejita Aníbal (Barrios) les decía Crown, por la marca de potencia.
Cebate unos Crown (risas). A Luis le gustaba mucho el jazz y tocábamos temas de
jazz, y te alentaba a desarrollar lo que él veía que vos tenías.
- Te potenciaba.
- Sí, te potenciaba. Yo entré
imitándolo a Ulises (Butrón). Yo lo admiro mucho y le estoy muy agradecido por
haberme conectado con Luis. Yo era fanático de Metrópoli y los iba a ver. Me
juntaba con Ulises y él me enseñaba cosas de rock, a usar los pedales (porque
yo no usaba pedales), y yo le enseñaba cosas de jazz. Entonces tocaba todos los
arreglos de Ulises y me salían iguales. Algunos no (risas). El solo de Patas de rana… creo que ese tema lo
dejamos de tocar porque yo no tocaba lo mismo que Ulises, lo intentaba pero no
podía. Y promediando los tres años que tocaba con el Flaco, en un ensayo toqué
otras cosas, toqué más como tocaba con otros grupos. En esa época yo tocaba con
El güevo (Juan “Pollo” Raffo y
Marcelo Torres). Entonces terminó el ensayo, me aparta y me dice: “Guillino,
¿viste cómo tocaste hoy? Bueno, de ahora en más quiero que toques siempre así”.
Así que buenísimo. Los arreglos los seguí haciendo pero tocaba más jazzero. Yo
tenía un respeto absoluto por lo que habían grabado Ulises y Litto Epúmer. Lo
de Litto era más jazzero.
- Litto es más Jade y Ulises entra en Privé.
- Claro. El mismo Ulises decía
que era una etapa muy freak de Spinetta, todas máquinas, sin bajista, sin
baterista. Yo viví el final de eso y el principio de humanizar más todo, porque
toqué un año con Machi, el Mono (Fontana), Chofi (Faruolo) y yo. Y a veces
venían Isabel de Sebastián y Celsa Mel Gowland. Y después empezó a tocar Jota
Morelli doblando las baterías. Más tarde empezaron a haber temas sin caja
rítmica.
- Y de qué manera te mostraba los temas, porque él no sabía escribir
música.
- El te mostraba exactamente la
posición de lo que quería tocar. Por ejemplo en Ricki está listo (Resume
Porteño) me decía: “Esta es la clave del tema” (NdE: Guillermo toca el
acorde C9/11 y canta: “En el infierno inflacionario…”). Y en algunos otros como
La melodías en tu alma, por ahí
circulaba algún cifrado que luego en vivo no lo usábamos, sabíamos todo de
memoria. Luis no quería que haya ningún papelito en el suelo.
-¿Ah sí?
- Nada, nada de partituras. Y es
la verdad porque si vos te sabés bien el tema no tenés porqué tener un papel.
- En la charla que dieron en a Biblioteca vos comentabas que él de
alguna manera te exigía, tensaba para que vos des un poquito más de eso que
podías dar, te corría un poco el límite pero de una manera amable ¿no?
- Si, con todo el amor del mundo
sacaba lo mejor de vos, cosas que ni vos pensabas que podías hacer. Justamente
el ejemplo que dí es cuando grabamos Parlante,
que fue un tema de la época de Téster de
violencia que no fue incluido porque a todos nos gustó tanto y le insistimos tanto en que era el primer tema de corte, que él no lo puso en
el disco (risas).
- Después apareció en la reedición.
- Si, pero a él le parecía muy
comercial. Ahí grabé cinco guitarras: acústica, española, eléctrica con distorsión,
eléctrica con pedal de volumen y no me acuerdo qué más. Grabé muchas guitarras. Recuerdo que en un break, yo estaba sin auriculares y busqué un sonido con un pedal que se
llamaba Heavy Metal y hice una frase (NdE: la ejecuta en vivo con la guitarra).
Y escucho por los auriculares (que estaban en el suelo): “Quedó, quedó”. “¿Qué quedó, si yo no estaba escuchando nada?”, dije.
O sea que había quedado la frase de puta casualidad (risas)
(Con la guitarra Yamaha, color blanco, regalo de Luis, nos regala una improvisación)
- ¿Qué es eso?
- Lo acabo de improvisar.
- Contabas el otro día que Ulises Butrón fue quién te llevó a tocar con
Spinetta y que en cierto momento Luis no sabía que vos ya formabas parte de la
banda de él…
- Impresionante. Fueron 15 días
muy locos. Era el año 86 y yo ya quería irme a España porque acá no tocaba con
nadie que me interesara. Bueno, había tocado con María Rosa Yorio desde el 82 y
con un grupo que se llamaba La Nuca, donde estaba Fena Della Maggiora y el pianista
era Fito Páez recién llegado de Rosario. Un día me llama Fernando Samalea y
me dice: “Charly está buscando guitarrista, ¿a vos te interesaría?” “Sí, por
supuesto”, le dije. Pasaron dos o tres días en los que yo me di manija y me llama de
vuelta y me dice: “Mirá, se juntó con el Negro García López y ya quedó el Negro”.
Qué se va a hacer. Entonces, me llama Sebastián Schon, saxofonista de Zas, y me
dice: “Vamos a hacer una gira con Zas y necesitamos guitarrista ¿a vos te
interesa?” Ahí lo que me interesaba era la pasta (plata). La misma historia: pasan dos o tres días, me llaman
y me dicen que como La Corporación -que era la agencia que tenía a Zas en ese
momento- también tenía a Metrópoli entre sus bandas, lo puso a Ulises. A los dos o tres días me
llama Ulises. Me dice: “¿Querés tocar con Spinetta?” Le dije que por
supuesto. Menos mal, mirá si me hubiese ido con Zas, con perdón de Miguel Mateos ¿no? “Bueno, te tenés que aprender estos temas”. Entonces fui a la casa de
Ulises. Le pregunto: “¿Vamos a ir a la sala de ensayo de Spinetta?”. “No, vení primero a casa así te paso los
temas”. Y al tercer día le digo: “¿Che, el Flaco que dice?” “Ah, él no sabe
nada”, me contesta. “Déjate de joder, decile algo porque yo tengo una
ilusión que me muero”. Justo el otro día me encontré con Machi en la muestra de
la Biblioteca y me dijo que él estaba en el momento en que Ulises le dijo al
Flaco que iba a tocar yo. Y el Flaco le dijo: “No, tráeme alguna grabación,
algo…” Y Machi también estuvo en el momento donde yo toqué Camafeo y Luis me
dio un abrazo y me dijo: “Bienvenido a la banda”. Yo tenía un susto que no
saben. Me tiró buena onda, me dijo que me relaje, que teníamos un set parecido,
porque él usaba un Roland Jazz Chorus y yo un Twin Reverb, un delay y un pedal.
Pocas cosas usábamos en ese momento. Igualmente, Spinetta quería que Ulises
participe en la presentación que era una mezcla de Privé y Téster antes de
ser grabado. También tocó Pino Marrone, que venia de La la la y había tocado en Serpiente
de gas. Entonces Ulises me hizo aprender todos los temas de Zas para reemplazarlo
en Uruguay. Me aprendí los temas de Zas. A mitad del aprendizaje, lo de Zas se
suspendió y tocamos los dos en el Broadway. Hicimos 5 teatros. El reemplazo
estaba entre Pino Marrone y yo. Por suerte Pino le cobraba más caro y yo iba a
lo que me dé, ¿cuánto hay que poner? (risas).
- ¿Vos eras ya un gran
conocedor de la obra de él?
- No, yo me enganché con A
18´del sol. Tengo dos hermanos más grandes, uno es abogado y el otro
agrónomo. Pero los dos son músicos. El más grande tocaba la batería y el
abogado, que es guitarrista también, es el que me enseñó a tocar la guitarra
desde muy chico. Ellos escuchaban Almendra, Pescado, Invisible y yo de rebote.
Yo era más jazzero, me gustaba Django Reinhardt. Mi hermano me tenía horas
acompañando los solos de Django Reinhardt a los 6 años. Me gustaba mucho John McLaughlin.
Entonces un día fui a ver discos y vi la tapa de A 18´del sol, lo escuché en esas cabinitas que antes…Vos no las
debés haber visto.
- No.
- Eran unas cabinas que tenían el
disco de prueba y escuchabas si te gustaba. Y lo compré y me fanaticé con ese
disco. De ahí en más sí los fui a escuchar, los fui a ver a Barrancas, a Obras
Sanitarias y a Sham´s. Cuando tocaba Ulises también iba. Yo en esa época tocaba
con Claudia Puyó y un día tocamos en el estadio de Morón. El concierto
era Claudia Puyó y Spinetta con Jade, que estaban presentando Madre en años luz. En los camarines yo
estaba sentadito en un banco y se sentó el Flaco al lado. Por eso cuando él
preguntaba por mi y decía quién es, no lo conozco, yo pensaba decile que yo
estuve sentado en lo de Claudia Puyó (risas). Después lo vi en La Falda 84 con
un grupo de Alejandro de Raco, hacíamos un estudio comparativo entre la música
del altiplano y la música hindú. Usaba cítara, charango de dos mangos, tabla. Ahí nos
reventaron a piedrazos, me abrieron una ceja. Quebracho, el stage
manager más grosso que tenemos, me sacó
del escenario y el Flaco, que estaba ahí, subió y se puso a aplaudirlo a Alejandro
de Racco, que estaba esquivando las botellas. Entonces el público se dio vuelta
y de los botellazos pasaron a flores. O sea, cambió toda la película. Siempre
tuvo esas actitudes increíbles. Y conocerlo fue…era una personas súper noble,
muy humano, a pesar de esa genialidad, de esa luz que tenía solamente él.
-¿Y cómo era con la
búsqueda de su sonido? Da la impresión de ser muy obsesivo con eso.
- En la época que yo tocaba, que
grabábamos todo analógicamente porque no existía el Protools, la frase de él es: 'Hay vida después del protools'. El programaba obsesivamente las baterías
electrónicas, quería que Jota las doblara exactamente y era uno de los pocos
que lo podía hacer. Y no se metía con el sonido individual de cada uno. Mariano
López se ocupaba de eso y nos juntábamos a programar los sonidos que íbamos a
usar en el directo. Vos grababas con lo mismo que ibas a tocar después. El
Flaco no se metía en mi sonido. Mariano me aconsejaba. Luis ya había elegido a
la persona, entonces te dejaba libertad con eso.
- Eras vos, entonces, quien decidía qué guitarra utilizar para cada canción, qué sonido sacarle.
- Por ejemplo, ¿viste el tema Corazón inmaterial? (NdE: se refiere a Cielo invertido) Ahí me encargó: “Quiero que hagas
una base, pero que en vez de acordes sea una arreglo que vaya haciendo melodía
a la vez de lo otro, pero con distorsión”. Eso no me lo había pedido nunca nadie.
Yo trabajé mucho en ese arreglo y estoy orgulloso porque quedó súper lindo. Ahora
no lo podría tocar, pero tenía esas cosas. Visionario. Se daba cuenta de que si
vos llegabas hasta un lugar, él te podía hacer rendir un poco más.
- Vos decías “ahora no lo podría tocar” y yo pienso en vos con Jota y Malossetti
tocando Oboi, después de 20 años como puso Malossetti en su Facebook, y da la
impresión de que nada cambió de aquel momento a ahora. ¿Hay una memoria musical
que permite que con un par de ensayos todo fluya de una manera natural,
espiritual, tan vívida?
- Porque está en la memoria. Lo
que sí tuvimos que recordar fueron los arreglos. Esto no lo recordaba (NdE: Toca
la intro de Oboi).Inclusive en el
disco no se escucha casi, pero cuando lo tocaba en vivo sí. Y el solo no lo
toqué igual. En los ensayos lo toqué de una manera pero en el show me emocioné
y toqué otras cosas. Usaba una armonizer puesto una quinta arriba sin el sonido
original. Eso con Gonzalo no lo pude hacer.
- Me contabas hace un rato que vos no pudiste estar en las Bandas Eternas.
- No, tenía un problema de
residencia en España y si venía no podía volver a entrar porque estaba
tramitando la renovación. Igualmente hubiera venido aunque no me dejen entrar
más. Me arrepiento muchísimo.
- ¿Lo viste después?
- Sí, no lo pude ver un montón de
tiempo porque me arrepentí tanto de no venir…
- El te nombró esa noche.
- Sí, me mandaron un video con
eso justamente. Es más, me llamaron por teléfono. Yo estaba tocando en un club
de jazz en Madrid que se llama El Junco y me llamaron por celular y era que
estaba pasando eso.
- Vos en todo ese tiempo que estuviste en España no perdiste relación
con él, de hecho cuando él iba se veían.
- Vino dos veces. En el 2003 y
2004. En 2003 fue con toda la banda y en 2004 con Claudio Cardone. Me invitó a
tocar en la sala Galileo y toqué cinco temas, cinco bises. Hizo todo el
concierto y después me invitó, tocamos La
Montaña. Él mismo dijo: “Creo que es lo que identifica nuestro trabajo
juntos”. A mi me emocionó eso porque yo pensaba lo mismo, pero nunca me lo había
dicho. De hecho en el LP de vinilo no figura que toco en La Montaña. En el CD sí. Cuando vine en 2006 lo fui a visitar y le
comenté que cuando cobraba ADDI no estaba La
Montaña. Eso fue lo único que le
dije. Fui a cobrar ahora, hace poco, y está La
Montaña. Yo creo que él dijo algo o lo nombró, no sé.
- En el CD dice: Guillermo Arrom: Arreglo Lead en Hombre de lata, Lead
en Cruzarás, Lead en Ganges, Lead en La Montaña, Guitarra acústica en Panacea y
Cielo de ti, Chapas en Pie de Atril.
- En realidad las chapas esas no las toqué, hice unos sonidos con la guitarra en Pies de atril. Y en Ganges
el arreglo no es mío, él me dijo: “Hacé un melodía acá”. “¿Qué melodía?” A mi
no se me ocurría. “Hacé algo así” (tararea la intro de Ganges). Me lo cantó y
yo toqué eso. Y después, en Cruzarás, fue
lo mismo que me dijo para Corazón
Inmaterial: “Buscá un lead que sea acompañamiento y no de melodía”.
Entonces me fui a mi casa con los cassettes, lo preparé, fui y lo grabé. “Está
buenísimo”, me decía. Y yo le dije: “Vuelo mañana otra vez”. Lo cambiaba un
poco y cinco veces lo hice. En el arreglo que quedó parece que estoy
improvisando pero no estoy improvisando, es
toda la decantación del arreglo que era muy armado y después se fue
desmenuzando. No era improvisado pero parece.
- El otro día cuando me fui de la charla que dieron con los guitarristas
yo pensaba en que también esa música es disfrutable gracias a los músicos de
los que él se rodeó. Es Spinetta pero también es la identidad que le dan los
músicos a esa etapa.
- Claro, pero está dirigido por
Luis. La identidad se la dan los músicos que interpretan esas músicas. Bah, no
se la dan, contribuyen. Pero Luis elegía los músicos por cómo tocaban y por
cómo se sentían con él. No era nada frío, éramos compañeros, cenábamos, ping
pong, mates. Venía a mis cumpleaños. Ya cuando tocaba con Los Socios del Desierto
vino a mi casamiento y vino a un par de días del amigo, o nos veíamos en casa de
Marcelo Torres.
- ¿Cuál es la canción que más disfrutaste tocando?
- Cielo de ti y Cielo invertido.
Porque Cielo invertido lo tocamos
todos a la vez, hasta lo cantó todo a la vez. Entonces, eso me gustó mucho
hacerlo así.
- ¿Y cuando él decía que la unión entre ustedes dos estaba condensada
en La Montaña, porqué lo decía?
- Mirá, en mayo del 89 falleció
mi viejo y yo estaba hecho pelota. Él me llevó al estudio, me quedé días y
grabamos en mi portaestudio. Él tenía todo ahí y me dijo: “Traé la portaestudio
que quiero que tenga este calor de portaestudio”. De hecho tengo la grabación
de la porta. Trabajamos mucho en ese tema, yo estaba copado con las guitarras
tipo The Cure, con los delays y él me dio rienda libre a hacer todo eso. Porque
trabajamos los dos solos prácticamente en ese tema. Yo creo que por eso fue que
lo dijo.
Comentarios