Oficio de cantor
Ayer por la tarde –noche asistí a una Clínica de composición de canciones que dictó Palo Pandolfo en Estudio Urbano (en la calle Curapaligüe al 500). Palo es de esos músicos que escucho desde muy joven y tanto sus músicas como sus letras (me interesa mucho su acercamiento a la canción popular últimamente) se me han presentado como algo muy cercano a la poesía. A mi me pasó con Palo lo que a Palo –supongo- le pasó con Spinetta: “Fue un gran disparador en mi”, dijo. Con sus altos y bajos a lo largo de tantos años de trayectoria, representa una búsqueda de la belleza y hasta diría una coherencia en la contradicción.
Llegué al lugar, entré al aula, busqué un asiento a lado de unas repisas en las que había discos y revistas amontonadas y esperé leyendo un número de Inrockuptibles que tiene al Indio Solari en la tapa. No recuerdo el título pero fue una de las tantas entrevistas que dio el año pasado cuando salió a la venta Porco Rex. Mientras el aula (muy onda universidad privada) se iba poblando yo leía a Solari tratando de explicar lo mucho que le cuesta concebir a Chabán como un asesino y a los integrantes de Callejeros como cómplices. Hablaba de una situación fortuita (creo que la palabra era esa, sino perdón) y estableció una comparación: lo que pasó en Cromañón es como una granada que pasa de mano en mano sin la traba de seguridad y en algún momento le explota a alguien. Me dejó pensando. En parte porque yo tampoco creo que sean asesinos, y en parte porque “fortuitamente” cayó esa revista en mis manos justo el día en que se inició el juicio por las 194 muertes. No fue un día cualquiera el de ayer.
De repente llegó Palo. Polera de lana color crema, sobretodo a cuadritos, la guitarra colgando del hombro y una botellita de agua en una de sus manos. Dijo que estaba nervioso, que el último mes, desde que aceptó dar la clínica, había estado pensando mucho en lo que iba a decir. Algo nervioso y todo, comenzó. “Hace 31 años que empecé a componer canciones. Fue en el 77, tenía 12 años”. Ese fue el punto de partida de un recorrido que atravesó su historia personal, porque Palo no lo dijo, pero estaba claro que para él hablar de cómo componer es hablar de su historia personal. Entonces contó que es “devoto” de Los Beatles, que las primeras cosas que escuchó fueron Hey Jude, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, la edición argentina de Revolver, y que en su casa había un bombo legüero que él tocaba encima de esos temas.
Estaba pensando en escribir “es posible que…” pero no, lo voy a decir directamente: Palo es un intuitivo. Hay un desarrollo de la intuición que lo determina musicalmente y que lo lleva como de la mano a lo largo de la charla. Palo se tienta y se va por las ramas con la misma pasión con que horas más tarde va a cantar Estaré, una canción de la época de Los Visitantes. La intuición hace que emprenda esos viajes discursivos que lo llevan en distintas direcciones y que vuelva como sin querer a lo que estaba diciendo y retome el hilo. El sabe emprender esos viajes y darles un sentido. Intuitivamente –entonces- yo fui anotando algunas cosas que él dijo. Hay de todo un poco. Son conceptos e ideas que elaboró sobre la canción y otras cuestiones.
“Yo cantaba para estar en la vereda de enfrente”.
“La composición se fue dando de manera intuitiva”
“Una cosa que me obsesiona es la clave rítmica. Yo no parto de la clave rítmica, sale una vez que tengo el tema”.
“Después de muchos años de componer y de volver a la guitarra criolla, me interesa complejizar la armonía. Pero esencialmente estoy parado en Zamba de mi esperanza, tónica-dominante-subdominante. La canción tiene que ser simple y cantábile”.
“Lo que realmente quería decir es que lo más importante y lo más difícil en la canción es la letra, eso lo vi claramente éste año”.
Paréntesis 1. Yo también tengo una gran debilidad por las letras de las canciones. Cuando Palo afirma que la canción debe ser “cantábile” quiere decir que se debe poder cantar, que cualquiera debiera poder cantarla. La canción popular debe dejar una huella en la primera escucha y uno tiene que poder recordarla y repetirla. Naranjo en flor es cantábile, a pesar de la complejidad. A desalambrar es cantábile. Ahora vuelvo.
“El punto es la letra, la música en mi se da como algo natural”.
“El rock blanco sólo se justifica si dice algo. En cambio lo afro tiene una cuestión espiritual, de ancestros”.
“La composición en la música popular es un arte de transmisión oral. Es escuchar, ver, llenarse de data. Yo hablo de data, absorbí y generé las herramientas para hacer canciones”.
“Las dos primeras canciones que escribí eran en inglés. Eso a mi me da mucha vergüenza”
“Yo guardo todo, soy muy obsesivo, no tiro nada. El hecho de componer es como empezar a dejar algo a mis hijos y a mis nietos”.
“Las letras se perfeccionan leyendo. Hay que leer mucho, es la mejor manera de expandirse”.
“Es obligatorio para un compositor de canciones estar ávido de lecturas”.
“La música con raíces es una voz que habla a través de los años”.
“Soy totalmente conciente de lo que estoy haciendo: música con raíces argentinas”.
“Mi sueño a futuro es hacer la gran Yupanqui: una persona y una guitarra. Eso es trascendente, lo simple por excelencia”.
Paréntesis 2. A lo largo de la charla Palo dijo que estudió mucho (música y canto), que leyó otro tanto y que escuchó mucha música, que es otra forma de estudiar. Eso se notó. Cuando hablaba de Los Beatles era porque los había estudiado (desmenuzó la letra de Lucy in the sky with diamonds, habló del surrealismo y dijo que esa música y esa letra le quemaron la cabeza), cuando recomendó escuchar Zamba del grillo por Atahualpa Yupanqui era porque sabía perfectamente lo que recomendaba, y cuando se refirió a Muchacha ojos de papel o a Canción para mi muerte como dos disparadores importantísimos (“de chico me di cuenta de que había algo ahí) es porque estaban escuchadas con gran dedicación. Por eso mismo cuando se le preguntó por Dylan prefirió no ir más allá de un “me gusta”, porque no lo tenía estudiado. Seguimos.
“Hace poco tuve una revelación. En el 80-81 empezó a haber militancia política dentro de la dictadura militar. Para mi generación, la militancia política es clave y por eso llegué a defender la música con raíces. Eso es militancia”.
“Entre el 84 y el 92 se dio mi integración a la vida laboral de Buenos Aires”.
“En la calle está la gran fuente de inspiración. Hay que ir siempre con una libretita porque si uno quiere hacer canciones hay que estar prevenido”.
“Aunque se tengan que romper el orto y tengan otros trabajos, nunca dejen de hacer música, porque uno no sabe qué puede pasar”.
“Yo hace mucho que entendí que el gran músico es el que utiliza la música para ser mejor persona”.
“Yo veo la música como un hecho dionisíaco”.
Paréntesis 3. Dice Palo: “La composición es una de los grandes momento de la vida”. Para esos momentos contó que tiene un ritual (¿criollo?). Desde hace un tiempo posee una casa en Paso del Rey y allí se guardó un altillo como su lugar por excelencia para componer. Hay dos caballetes y sobre ellos una puerta cubierta con un mantel boliviano, una vela, un vino, varios cuadernos y una técnica que implementa desde varios años a esta parte y que consiste en afinar la guitarra de oído, es decir, sin afinador.
Llegué al lugar, entré al aula, busqué un asiento a lado de unas repisas en las que había discos y revistas amontonadas y esperé leyendo un número de Inrockuptibles que tiene al Indio Solari en la tapa. No recuerdo el título pero fue una de las tantas entrevistas que dio el año pasado cuando salió a la venta Porco Rex. Mientras el aula (muy onda universidad privada) se iba poblando yo leía a Solari tratando de explicar lo mucho que le cuesta concebir a Chabán como un asesino y a los integrantes de Callejeros como cómplices. Hablaba de una situación fortuita (creo que la palabra era esa, sino perdón) y estableció una comparación: lo que pasó en Cromañón es como una granada que pasa de mano en mano sin la traba de seguridad y en algún momento le explota a alguien. Me dejó pensando. En parte porque yo tampoco creo que sean asesinos, y en parte porque “fortuitamente” cayó esa revista en mis manos justo el día en que se inició el juicio por las 194 muertes. No fue un día cualquiera el de ayer.
De repente llegó Palo. Polera de lana color crema, sobretodo a cuadritos, la guitarra colgando del hombro y una botellita de agua en una de sus manos. Dijo que estaba nervioso, que el último mes, desde que aceptó dar la clínica, había estado pensando mucho en lo que iba a decir. Algo nervioso y todo, comenzó. “Hace 31 años que empecé a componer canciones. Fue en el 77, tenía 12 años”. Ese fue el punto de partida de un recorrido que atravesó su historia personal, porque Palo no lo dijo, pero estaba claro que para él hablar de cómo componer es hablar de su historia personal. Entonces contó que es “devoto” de Los Beatles, que las primeras cosas que escuchó fueron Hey Jude, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, la edición argentina de Revolver, y que en su casa había un bombo legüero que él tocaba encima de esos temas.
Estaba pensando en escribir “es posible que…” pero no, lo voy a decir directamente: Palo es un intuitivo. Hay un desarrollo de la intuición que lo determina musicalmente y que lo lleva como de la mano a lo largo de la charla. Palo se tienta y se va por las ramas con la misma pasión con que horas más tarde va a cantar Estaré, una canción de la época de Los Visitantes. La intuición hace que emprenda esos viajes discursivos que lo llevan en distintas direcciones y que vuelva como sin querer a lo que estaba diciendo y retome el hilo. El sabe emprender esos viajes y darles un sentido. Intuitivamente –entonces- yo fui anotando algunas cosas que él dijo. Hay de todo un poco. Son conceptos e ideas que elaboró sobre la canción y otras cuestiones.
“Yo cantaba para estar en la vereda de enfrente”.
“La composición se fue dando de manera intuitiva”
“Una cosa que me obsesiona es la clave rítmica. Yo no parto de la clave rítmica, sale una vez que tengo el tema”.
“Después de muchos años de componer y de volver a la guitarra criolla, me interesa complejizar la armonía. Pero esencialmente estoy parado en Zamba de mi esperanza, tónica-dominante-subdominante. La canción tiene que ser simple y cantábile”.
“Lo que realmente quería decir es que lo más importante y lo más difícil en la canción es la letra, eso lo vi claramente éste año”.
Paréntesis 1. Yo también tengo una gran debilidad por las letras de las canciones. Cuando Palo afirma que la canción debe ser “cantábile” quiere decir que se debe poder cantar, que cualquiera debiera poder cantarla. La canción popular debe dejar una huella en la primera escucha y uno tiene que poder recordarla y repetirla. Naranjo en flor es cantábile, a pesar de la complejidad. A desalambrar es cantábile. Ahora vuelvo.
“El punto es la letra, la música en mi se da como algo natural”.
“El rock blanco sólo se justifica si dice algo. En cambio lo afro tiene una cuestión espiritual, de ancestros”.
“La composición en la música popular es un arte de transmisión oral. Es escuchar, ver, llenarse de data. Yo hablo de data, absorbí y generé las herramientas para hacer canciones”.
“Las dos primeras canciones que escribí eran en inglés. Eso a mi me da mucha vergüenza”
“Yo guardo todo, soy muy obsesivo, no tiro nada. El hecho de componer es como empezar a dejar algo a mis hijos y a mis nietos”.
“Las letras se perfeccionan leyendo. Hay que leer mucho, es la mejor manera de expandirse”.
“Es obligatorio para un compositor de canciones estar ávido de lecturas”.
“La música con raíces es una voz que habla a través de los años”.
“Soy totalmente conciente de lo que estoy haciendo: música con raíces argentinas”.
“Mi sueño a futuro es hacer la gran Yupanqui: una persona y una guitarra. Eso es trascendente, lo simple por excelencia”.
Paréntesis 2. A lo largo de la charla Palo dijo que estudió mucho (música y canto), que leyó otro tanto y que escuchó mucha música, que es otra forma de estudiar. Eso se notó. Cuando hablaba de Los Beatles era porque los había estudiado (desmenuzó la letra de Lucy in the sky with diamonds, habló del surrealismo y dijo que esa música y esa letra le quemaron la cabeza), cuando recomendó escuchar Zamba del grillo por Atahualpa Yupanqui era porque sabía perfectamente lo que recomendaba, y cuando se refirió a Muchacha ojos de papel o a Canción para mi muerte como dos disparadores importantísimos (“de chico me di cuenta de que había algo ahí) es porque estaban escuchadas con gran dedicación. Por eso mismo cuando se le preguntó por Dylan prefirió no ir más allá de un “me gusta”, porque no lo tenía estudiado. Seguimos.
“Hace poco tuve una revelación. En el 80-81 empezó a haber militancia política dentro de la dictadura militar. Para mi generación, la militancia política es clave y por eso llegué a defender la música con raíces. Eso es militancia”.
“Entre el 84 y el 92 se dio mi integración a la vida laboral de Buenos Aires”.
“En la calle está la gran fuente de inspiración. Hay que ir siempre con una libretita porque si uno quiere hacer canciones hay que estar prevenido”.
“Aunque se tengan que romper el orto y tengan otros trabajos, nunca dejen de hacer música, porque uno no sabe qué puede pasar”.
“Yo hace mucho que entendí que el gran músico es el que utiliza la música para ser mejor persona”.
“Yo veo la música como un hecho dionisíaco”.
Paréntesis 3. Dice Palo: “La composición es una de los grandes momento de la vida”. Para esos momentos contó que tiene un ritual (¿criollo?). Desde hace un tiempo posee una casa en Paso del Rey y allí se guardó un altillo como su lugar por excelencia para componer. Hay dos caballetes y sobre ellos una puerta cubierta con un mantel boliviano, una vela, un vino, varios cuadernos y una técnica que implementa desde varios años a esta parte y que consiste en afinar la guitarra de oído, es decir, sin afinador.
En el momento en que contó eso sacó su guitarra del estuche y empezó a afinarla. Se guía por una armónica que está afinada en La. Sopla para obtener el Mi. Afina cuerda por cuerda y tarda un rato. A medida que va encontrando los tonos justos, juega y, casi sin querer, cuando ya tiene la guitarra afinada, encuentra una melodía que tranquilamente puede terminar siendo una canción. “Afino la guitarra y me afino yo. Y ocurre algo” resume. Más.
“Charly García, su vida, es la canción. El fue crítico cantábile de la vida social. Su obra es él mismo. Yo lo tomo y estoy con él en todo lo que hace. A mi me ofende que un plomo le pegue. Si sos plomo de él no le pegues, es una falta de respeto. Es la canción viva. El se cansó de cantarnos y de que seamos necios. El ejecutó la última canción en su cuerpo, es la canción final”.
“Lo que hace garcía es artaudiano: inmolación en vivo. Lo loco es que es Spinetta el que le rinde culto”.
El final no se correspondió con una clínica o un curso o un taller de composición. Palo vivió muchos años en Flores, que es donde nos encontrábamos. En cada historia o anécdota aparecía el perfume de Flores, ya sea que mencionase su casa de la infancia y de la adolescencia, la escuela, el secundario o sus primeros conciertos con una banda que se llamaba Sempiterno. Se notó que su regreso al barrio significó un bolsa de recuerdos cayéndole sobre la cabeza. Entonces propuso terminar cantando a unas cuadras de ahí, en una placita que se llama Misericordia, a la que Palo iba de adolescente.
Caminamos las 4 cuadras y llegamos a la plaza. Nos sentamos en unos bancos y Palo sacó de su bolso un Mistela y algo de pan para morfar. Empezamos a tocar y cantar y se sucedieron Bajan, Crisálida, Oficio de cantor, alguna más de su último disco, una zapada de diez minutos a cuatro guitarras y terminamos la noche cantado Estaré. Mientras cantábamos “Estaré / estaré / adonde salga el sol” yo recordaba la primera vez que escuché Maderita. Tenía unos 16 años y vivía en Bahía Blanca. Ayer estaba al lado del tipo que lo había compuesto, cantando temas de Spinetta y Los Visitantes –ambos parte de mi educación sentimental-. Me costó creerlo. Más que cantar junto a él, me costó creer que un tipo a los 43 años todavía tuviese el fuego interno intacto como para pelar una guitarra y cantar a los cuatro vientos como en su adolescencia, retorciéndose como siempre que canta una canción pero en el banquito de una plaza. Creo que es su forma de seguir en la vereda de enfrente.
Comentarios
Por lo enos lo pude ver en Radio Nacional.
Te agradezco en serio lo que escribiste está muy bueno y creo que palo transmite eso.
Abrazo Grande.
Jorge
Walter: Yo no sé si es el único que se enciende (Charly García también se enciende en algunos conciertos) pero sí es cierto que se enciende.
Abrazos.