"¿Cómo suena una piara? Para mí una piara suena desesperada" Jimena López Chaplin presenta su nuevo disco 'El ruido de la piara'
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Programa N° 619. Nos visitó Jimena López Chaplin para escuchar juntos su nuevo disco El ruido de la piara. Son nueve canciones compuestas y grabadas en un clima nocturno e íntimo, según nos dijo, que le permitió ir descubriendo de a poco lo que necesitaba cada canción y las bondades de trabajar sola y a su ritmo.
Es el disco sucesor de El espíritu de la golosina (2013) y Ojos de plástico (2008). La posibilidad de grabarse y sobre esas grabaciones ir sumando nuevas ideas marca una diferencia radical respecto de sus álbumes anteriores. Así lo señala Jimena: "El espíritu de la golosina era aprovechar a full cuatro días de estudio . Si bien es el estudio de un amigo y nos hizo precio [lo grabaron en Spector], es caro así que había que aprovecharlo. Todos los ensayos anteriores eran para terminar de cerrar las ideas posibles y grabar lo que se tenía en la cabeza. Después, el resto del tiempo, si se podía usar el estudio para improvisar se hacía, pero era aprovechar esas horas y no se graba más". En ese sentido, la decisión de ir a paso lento y trabajándolo en su casa le dió un aura casi artesanal. "Iba escuchándolo en el celular y decía: 'Voy a sacar y voy a poner otra cosa'. Eso era muy libre".
Una vez en el camino y con unas cuantas canciones compuestas, Jimena sumó a la producción a Alfonso Barbieri. "Cuando entró Alfo empezaron a engordar los temas, empezaron a sonar - reconoce. Lo que está bueno de él es que coincidimos en algo que en general los productores no tienen: a los dos nos gusta la mugre, los ruidos, la imperfección".
En un disco corto y la decisión de incluir tres canciones instrumentales llama la atención y se celebra. De hecho, abre y cierra con un instrumental. Así lo cuenta: "El disco es como un relato y dentro del relato me pareció que había que empezar y terminar con un instrumental. Esa fue la decisión. La primera canción [Buen entendedor] es más mañanera, después se empieza a poner más oscuro, pero como entrada al disco es amigable".
"Me parecía interesante usar un sustantivo colectivo cuando algo fue gestado al comienzo en solitario. Es una forma de decir somos muchos igual, más en estos momentos tan individualista. Me parecía que la piara era un concepto más interesante que el solista".
Se destaca Ah ah ah, una composición donde la voz es un instrumento que repite incesantemente 'ah'. Sea un lamento, una forma de exclamación o un giro semántico pensado para dialogar sonoramente con el resto de los instrumentos, lo que le aporta al disco es la posibilidad de pensar -al menos por unos minutos- que la música puede ser otra cosa. "Me gusta mucho ese tema. Están las voces todo el tiempo sonando y diciendo lo mismo. Todo el tiempo y todo el tema. En un momento yo no sabía si iba a ser muy molesto eso y tuve muchas dudas hasta el final. Me preguntaba: '¿Esto en realidad jode o está bien?'. Jode, pero que joda".
A lo largo de una hora de charla y música este fue el recorrido: la composición y la elaboración de las maquetas / el descubrimiento de trabajar sola / Lo siento como la canción que todo el mundo eligiría como corte de difusión / vivir de las clases de canto / el trabajo con Alfonso / Ah ah ah / ¿cómo suena una piara? / el macrismo / el arreglo con los lugares para tocar / los seguros de sala / la música instrumental / el silencio / ¿un disco oscuro? ("Cuando es alegre no es boludamente alegre") / la tapa de Nora Lezano.
Es el disco sucesor de El espíritu de la golosina (2013) y Ojos de plástico (2008). La posibilidad de grabarse y sobre esas grabaciones ir sumando nuevas ideas marca una diferencia radical respecto de sus álbumes anteriores. Así lo señala Jimena: "El espíritu de la golosina era aprovechar a full cuatro días de estudio . Si bien es el estudio de un amigo y nos hizo precio [lo grabaron en Spector], es caro así que había que aprovecharlo. Todos los ensayos anteriores eran para terminar de cerrar las ideas posibles y grabar lo que se tenía en la cabeza. Después, el resto del tiempo, si se podía usar el estudio para improvisar se hacía, pero era aprovechar esas horas y no se graba más". En ese sentido, la decisión de ir a paso lento y trabajándolo en su casa le dió un aura casi artesanal. "Iba escuchándolo en el celular y decía: 'Voy a sacar y voy a poner otra cosa'. Eso era muy libre".
Una vez en el camino y con unas cuantas canciones compuestas, Jimena sumó a la producción a Alfonso Barbieri. "Cuando entró Alfo empezaron a engordar los temas, empezaron a sonar - reconoce. Lo que está bueno de él es que coincidimos en algo que en general los productores no tienen: a los dos nos gusta la mugre, los ruidos, la imperfección".
En un disco corto y la decisión de incluir tres canciones instrumentales llama la atención y se celebra. De hecho, abre y cierra con un instrumental. Así lo cuenta: "El disco es como un relato y dentro del relato me pareció que había que empezar y terminar con un instrumental. Esa fue la decisión. La primera canción [Buen entendedor] es más mañanera, después se empieza a poner más oscuro, pero como entrada al disco es amigable".
"Me parecía interesante usar un sustantivo colectivo cuando algo fue gestado al comienzo en solitario. Es una forma de decir somos muchos igual, más en estos momentos tan individualista. Me parecía que la piara era un concepto más interesante que el solista".
Se destaca Ah ah ah, una composición donde la voz es un instrumento que repite incesantemente 'ah'. Sea un lamento, una forma de exclamación o un giro semántico pensado para dialogar sonoramente con el resto de los instrumentos, lo que le aporta al disco es la posibilidad de pensar -al menos por unos minutos- que la música puede ser otra cosa. "Me gusta mucho ese tema. Están las voces todo el tiempo sonando y diciendo lo mismo. Todo el tiempo y todo el tema. En un momento yo no sabía si iba a ser muy molesto eso y tuve muchas dudas hasta el final. Me preguntaba: '¿Esto en realidad jode o está bien?'. Jode, pero que joda".
A lo largo de una hora de charla y música este fue el recorrido: la composición y la elaboración de las maquetas / el descubrimiento de trabajar sola / Lo siento como la canción que todo el mundo eligiría como corte de difusión / vivir de las clases de canto / el trabajo con Alfonso / Ah ah ah / ¿cómo suena una piara? / el macrismo / el arreglo con los lugares para tocar / los seguros de sala / la música instrumental / el silencio / ¿un disco oscuro? ("Cuando es alegre no es boludamente alegre") / la tapa de Nora Lezano.
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Lo descargan ACÁ. Abajo algunas definiciones sobre el disco, la música y la época.
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Dar clases. "Cada vez me gusta más dar clases. No es que lo hago porque no me gusta tener un jefe y quiero zafar, me encanta. Nosotros no vivimos de la venta de canciones ni de que pasen nuestros temas en alguna publicidad. La verdad es que esa idea no me consquista mucho, no me muero por que mi tema sea elegido de cortina de un programa de Suar, me parece que me puede llegar a jugar en contra. Si pasa, pasa, pero no sé, que cagazo, ¿no?. Me da cagazo, creo que prefiero seguir así. Yo estoy bien con las clases y hago esto que hago como me gusta hacerlo. Pero no por postura de falsa humildad, sino porque me siento más cómoda".
La piara. "¿Cómo suena una piara? Para mí una piara suena desesperada. Pero más que nada me refería al ruido de mi casa. Para mí mi casa es una piara, en principio porque soy chancho y me regalan muchas clases de chanchos en todo material, plástico, metal. Y un día me acordé de la piara y dije: 'Piara es esta casa'. Me parecía que lo merecía siendo que el disco nació en la piara (... ) Me parecía interesante usar un sustantivo colectivo cuando algo fue gestado al comienzo en solitario. Es una forma de decir somos muchos igual, más en estos momentos tan individualista. Me parecía que la piara era un concepto más interesante que el solista".
¿Hay un espíritu colectivo entre los músicos? "Creo que antes lo sentía mucho más, hace un par de años. Es verdad que yo no toco tan seguido y no estoy todo el tiempo participando de eventos, pero sí siento (no sé si respecto de los músicos porque hay una bocha de músicos y dentro de eso hay un montón de maneras de funcionar) que a veces se arma una cosa de querer pertenecer a algo o querer aparentar y quedar más cool. Si tocás en determinados lugares estás un poco en la pomada y esas cosas me hinchan un poco los huevos, para ser sincera. Se convive con eso tratando de funcionar lo mejor que puedas con tus convicciones".
El macrismo. "Es lo peor que nos pasó. Se ve en la calle, en la gente, en la musica, se ve en el trato (...) Ellos ven todo como un negocio".
Pagar por tocar. "Los arreglos siempre fueron 70-30 hasta ahora. Si querés ampliar un poco el espectáculo y querés tocar con una banda en un lugar que sea respetable, resulta que tenés que pagar un seguro de sala. Ese seguro es un montón de plata: 4 o 5 lucas, 6 lucas y media. Pedírselo a un músico me parece poco ético. Si antes hablábamos mucho del trato, que era como si te estuvieran haciendo un favor (...) ahora ya directamente te cobran por tocar. Yo bajo ningún aspecto voy a pagar por tocar. Nunca pagué y no voy a pagar".
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